Después
de muchos años en formación y con la experiencia en la clínica, observo que
muchas personas adjudican a las circunstancias vitales su nivel de felicidad o
infelicidad. Esto nos coloca en una trampa, no solo psicológica, sino también conductual,
ya que permite atribuir la responsabilidad a un elemento externo y por tanto,
reducen sus posibilidades de acción. No es fácil salir del bucle del “ES QUE…”.
Siempre hay un motivo que no controlamos, una justificación que puede cubrirlo
todo. Pero nuestra vida se merece algo más, algo mejor. ¿No lo crees?
Es
determinante la forma personal de interpretar las cosas que nos pasan. La vida
es como el tetris, nos lanza piezas que tenemos que saber y querer colocar para
poder ir superando niveles. ¿Con que cristal miro la realidad? o ¿Cómo me
cuento lo que me pasa? Leía hace unos días tres consejos para ser más felices
en nuestra vida. Los proponía María Jesús Álava. Os los dejo aquí esperando que
os sirvan de ayuda.
1.
Perdonarnos bien. «Para ser felices hemos de perdonarnos y dejar de
sentirnos culpables por lo que no hemos hecho en el pasado o por lo que hemos
dejado de hacer. Perdonarse es una maravillosa forma de quererse, de ser amigo
de uno mismo, de aceptar que podemos equivocarnos y aprender de las
experiencias difíciles sin perder la autoestima». Perdonar, «no siempre es olvidar, pero nos
devuelve la paz y premia nuestros esfuerzos; nos reconcilia con nosotros y con
los demás. El perdón nos permite ser dueños de nuestras emociones y constatar
que no hay felicidad sin sensibilidad, ni sabiduría sin
flexibilidad».
2.
Quererte mejor. Debemos ser indulgentes con nuestros
errores, especialmente cuando no ha habido mala intención ni egoísmo, cuando no
hemos querido engañar ni abusar de nadie, cuando inmediatamente hemos
reaccionado y hemos intentado reparar nuestro daño... «Ojo, que perdonarnos no
significa que no asumamos nuestra responsabilidad». «Cuando tengamos dudas
sobre si merecemos perdonarnos, la clave será cambiar el tiempo verbal. No se
trata de juzgar lo que hicimos ayer, sino la actitud que tenemos hoy». Además «perdonarnos
de verdad implicará compromiso y necesidad de reparación, y nos ayudará a
intentar subsanar, en la medida de lo posible, los daños que provocamos con
nuestras acciones o nuestros errores». Debemos ser «nuestros mejores amigos».
3. Tomar las riendas de tu vida. Porque,
si no sabemos perdonarnos, dejaremos que otros dirijan nuestras vidas, apunta
esta psicóloga. «Porque las personas que no saben perdonarse, no aciertan a
juzgarse con objetividad y son esclavas de ideas equivocadas y pensamientos
poco objetivos que puede hacerles coger rumbos equivocados». Lo peligroso, «es
que cuanto más nos cueste perdonarnos, más bajará nuestra autoestima, más nos
costara querernos y más estaremos en manos de los demás. La conclusión es muy
clara: o aprendemos a perdonarnos y querernos, o nuestra vida no nos
pertenecerá».
A veces lo más difícil es aprender el cómo. Si no sabéis
hacerlo solos, acudir a un especialista. Si algo escucho con mis pacientes es “no
sé como no lo hice antes”. Avivirtambienseaprende.com
Psicóloga Angela Santos
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