Qué es eso del Estrés postvacacional

La vuelta a la rutina tras las vacaciones puede generar una reacción emocional de intensidad variable. En el caso de los periodos vacacionales se unen varios factores que hacen más complicado retomar la vida cotidiana.

El verano trae consigo cosas muy positivas:

- Mejoran las posibilidades para llevar a cabo actividades deportivas y en la naturaleza

- Crece el número de actividades que nos gustan

- Tendemos a relegar las actividades negativas que nos gustan menos, priorizando el disfrute

- Disponemos de más horas de sueño, descanso y realización de actividades ociosas

- Disminuyen los tiempos que pasamos en el trabajo



Esta readaptación suele venir acompañada de emociones y síntomas físicos como tristeza, ansiedad, llanto, dolor de cabeza, estrés, preocupación, cansancio generalizado, desanimo, problemas para conciliar el sueño, o falta de concentración. Es importante detectar si la intensidad de estos síntomas es muy alta o la duración se extiende más de lo normal, ya que puede desencadenar problemas de ansiedad, depresión o enfermedades físicas cuando se mantiene o aumenta esta situación.

Hay una serie de factores que facilitan sufrir este tipo de alteración:

  • Tener un alto nivel de ansiedad en nuestra vida normal puede facilitar que la vuelta a la rutina sea especialmente dura. Si durante el periodo de descanso aumenta nuestra ansiedad, es probable que tengamos que aprender a gestionar nuestro tiempo libre, y la relación con el trabajo. 
  • Volver a una situación problemática a la que no hemos sabido encontrar una solución, y que nos afecta a nivel emocional de manera intensa. Las vacaciones suponen en muchas ocasiones una vía de escape y liberación de situaciones especialmente complicadas, que si se desarrollan en el trabajo, suponen un reto difícil de mantener.
  • Estar inmerso en un exceso de tareas, y responsabilidades. Tendemos a cargarnos de exigencias en cantidad y dificultad, sin detectar cual es el límite de nuestras posibilidades y sin saber priorizar cuales de ellas nos ayudan a vivir.
  • No haber aprendido a mejorar nuestra gestión emocional. No nos enseñan a manejar nuestras emociones. Esta tarea hemos de aprenderla antes o después, ya que supone poder darle un cambio a nuestro sistema emocional.
  • Escaso autoconocimiento de uno mismo, de las necesidades, objetivos, emociones y reacciones. El descubrimiento de uno mismo dura toda la vida. Las experiencias que vivimos, nuestras relaciones, y el trabajo con uno mismo, nos ayudan a ir definiendo nuestra manera de ser y qué cosas nos ayudan a aprender a vivir.  
  • Carecer de un objetivo vital que nos motive y nos incentive. La vida tiene que tener ilusiones, prioridades, objetivos y valores. Cuando perdemos el rumbo o no lo hemos encontrado, hemos de volver a nuestros valores y las características que nos definen para buscar aquello que nos hace felices e ir a buscarlo. 

Podemos tomar algunas medidas para minimizarlo, como son:

  • Planifícate actividades que sean especiales y de las que disfrutes. Dejar de hacer muchas cosas que nos gustan y pasar a hacer muchas que consideramos obligaciones es duro. Los primeros días, mantén actividades que se acerquen a las que hacías en el periodo de vacaciones.
  • Aprovecha para marcarte un objetivo o meta del que tengas ganas desde hace tiempo. No tiene que ser algo grande, pero si ilusionante. Permítetelo y disfrútalo. 
  • Marca muy bien los tiempos para el trabajo, date tiempos de ocio y desconecta física y mentalmente de tu actividad laboral. Muchas veces el trabajo no son 8 horas de nuestro tiempo, sino que nos acompaña en forma de runrún y pensamientos repetitivos todo el día, y esto resulta agotador.
  • Instaura una actividad regular que te permita desconectar de todo y sacar algo esencial de ti.
  • Adapta los horarios y rutinas de manera progresiva para que tu cuerpo se acostumbre.
  • Recuerda y valora las cosas positivas de tu vida. Esas “obligaciones” son cosas que hemos ido eligiendo porque nos permiten tener la vida que deseamos. Aquello que nos hace felices. Cada día al levantarnos elegimos como queremos invertir el tiempo que tenemos. Decídete por cosas que te hagan estar donde deseas o ama el lugar donde estas. Olvídate de la distancia que nos separa de los grandes sueños, constrúyelos día a día y vive el presente, como regalo que es.
  • Si se mantiene o el sufrimiento es insoportable, acude a un psicólogo.

    Ángela Santos Psicóloga y Coach
    consultas@Avivirtambienseaprende.com

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